NAVA DEL REY: TIERRA DE BUEN VINO
El devenir histórico de Nava del Rey está repleto de alegrías y tragedias paralelas al vino. Su comercialización cristalizó durante el siglo XVI en los mercados más selectos, recibiendo un singular proteccionismo en el año 1601 con el asentamiento de la Corte en Valladolid, que dio origen a una verdadera demarcación de calidad de los "Vinos de La Nava".
Estos presentaban la particularidad de poder envejecerse y permanecer en bota entre 4 y 6 años, gracias al clarificado con arcilla blanca extraída de las canteras de La Cuadrada -propiedad del Duque de Gor-, revalorizándose considerablemente con el paso del tiempo. Las roturaciones en los montes concejiles ampliarán el terrazgo, adquiriendo grandes cotas de producción que convirtieron a Nava del Rey en el centro vinícola de la comarca durante los siglos XVII y XVIII, excavándose infinidad de subterráneos bajo las viviendas para almacenar no sólo la producción propia, sino la de villas limítrofes. A mediados del siglo XVIII sus cerca de 30 arrieros exportaban el vino hasta Asturias y Cantabria, trayendo a su vez hierro y géneros coloniales que se redistribuían hacia el sur de Castilla la Vieja.
Este desarrollo constante queda patente en 1833 con el nombramiento de Nava del Rey como Cabeza del homónimo Partido Judicial, así como la llegada del ferrocarril en 1864, que será un factor decisivo en las transacciones vinícolas con las regiones norteñas hasta 1960. La progresión económica culminará en 1877, cuando el rey Alfonso XII, tras una visita a las Bodegas del Marqués de Viesca -Comisario Regio de Agricultura-, le otorga el título de Ciudad "teniendo en consideración la importancia y desarrollo creciente de Nava del Rey".
A finales del siglo XIX la plaga filoxérica asoló el viñedo de Nava del Rey y comarca, que no se recuperó hasta bien entrado el siglo XX. Desde 1980, los históricos caldos navarreses se acogen a la Denominación de Origen Rueda.
LOS DULCES
Una de las riquezas gastronómicas de Nava del Rey -junto al vino- son sus exquisitos dulces, que sabiamente son amasados en diferentes obradores familiares [Agustín Celemín y Santos Celemín], o los más industriales de Pilar Morales “Dulces Nava” y las Confiterías Villaseco; sin olvidar el quehacer respotero de las Madres Capuchinas
BODEGAS, ALMACENES Y VENTA DE VINOS
Bodegas Álvarez y Díez
C/ Juan Antonio Carmona, 12
983 850 136
Bodegas Jacques et François Lurton, S.L.
C/ Juan Antonio Carmona, 12
983 850 025
Tonelería Burgos
C/ Del Seco, 20
983 850 114
Bodegas Señorío de Nava S.A.
C/ Tejares, 5
987 209 790 / fax. 987 209 808
Bodegas Urdil
C/ Manuel Salvador Carmona, 14
983 850 347
Despacho de Vinos Teresa Guerras García
Plaza Mayor, 5
983 850 199
Distribuciones Clemente González Santana
C/ Cadena
983 850 169
Distribuciones Lasaosa C.B.
Ctra. Tordesillas, s/n
983 8500 795
Distribuciones Miguel A. González Santana
C/ Pastores, 3
983 850 370
DESPACHOS DE VENTA DE DULCES
Dulces Nava
Ctra. Alaejos, 6
983 850 297
Madres Capuchinas
c/ Rodríguez Chico, s/n
983 850 189
Pastas Villaseco, S.A.
c/ Manuel Salvador Carmona, 8
983 850 012 / fax. 983 850 005
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